Diversidad en el Deporte

El tema de la diversidad sexual en general ha sido motivo de muchas discusiones, debates y del constante estudio sobre el respeto y ejercicio de los derechos humanos, sin embargo, en el ámbito deportivo aún existen barreras para las personas que integran la comunidad LGBT+, ésta ha sido una asignatura pendiente porque aún representa un tabú, por lo menos en el deporte mexicano. Es es urgente provocar el diálogo a fin de generar los espacios y ambientes seguros para todos los deportistas sin importar su orientación o identidad de género.

 

Considero que estas barreras deben de representar áreas de oportunidad y mejora principalmente, aunque no exclusivamente, para los entrenadores y los directivos de clubes, asociaciones, federaciones u organismos gubernamentales en materia deportiva, ya que, la creación de espacios de respeto, la reeducación, confianza y seguridad para garantizar que ningún deportista se sienta excluido, amenazado o violentado; es responsabilidad primeramente de las autoridades involucradas en la práctica o administración del deporte y además, garantizar el respeto a las diferencias permitiría el crecimiento del deporte mexicano.

 

Lamentablemente en México, por el momento, los programas para prevenir y combatir los actos de discriminación por razones de orientación sexual o identidad de género en el deporte son poco conocidos o inexistentes, así mismo, la desinformación respecto a la diversidad sexual o identidad de género en el deporte es evidente.

 

Sin embargo, la ausencia temporal de esos programas o la desinformación al respecto, no son excluyentes - o no deberían serlo – para que las autoridades como los entrenadores, directivos e incluso los padres de familia, contribuyan a la creación de espacios seguros y de confianza para la práctica del deporte de todas las personas. No es tan difícil, es cuestión de educación, de cambiar nuestro lenguaje por uno basado en el respeto, la igualdad y la inclusión; es cuestión de ponernos en los zapatos de los demás y entender que las palabras, el actuar o el no actuar cuando es necesario, puede poner en riesgo a una persona o pueden hacerla pasar por uno o varios malos momentos afectándola incluso de forma permanente.

 

Es verdad, aún falta visibilidad de la comunidad LGBT+ en el deporte, sin embargo, la ausencia de personas que abiertamente hablen de su orientación o identidad de género, no quiere decir que no existan personas sexualmente diversas o con otra identidad de género en un equipo o en cualquier núcleo social. Por el contrario, puede ser una señal de que esas personas no se sienten seguras en el espacio en el que están o que lamentablemente no cuentan con las garantías ni la confianza para ser quienes son o hablar abiertamente del tema, lo que resulta ser una verdadera tragedia, porque no brindarle a un atleta las condiciones para que se sienta libre y seguro haciendo el deporte que le gusta hacer, seguramente lo estará privando de alcanzar mejores resultados deportivos, de generar vínculos afectivos fuertes con sus compañeros de entrenamientos y por consecuencia, de ser feliz.

 

Los entrenadores y administradores del deporte deben de entender que principalmente se está trabajando con personas en su infancia y adolescencia, por lo que el trabajo que se realiza, más allá del desarrollo de capacidades deportivas o resultados competitivos, es un trabajo que tiene que ver con la formación de personas, por esa razón y a fin de no dañar física o emocionalmente a nadie, debe de ser prioridad la generación de espacios seguros y de confianza, donde el lenguaje cordial y asertivo, así como el respeto irrestricto entre los que integran un equipo sean la regla.

 

 

Considero que, los entrenadores, directivos y padres de familia deben de procurar ser garantes de que a ningún atleta se le esté privando de una infancia o adolescencia sana y en la medida de lo posible con las mismas buenas experiencias que pudiera tener cualquier persona. Es responsabilidad de todos que a nadie se le robe la oportunidad de ser atleta y sentirse seguro en el lugar y con las personas que practica un deporte, porque como los demás, las personas con orientación sexual diversa y las personas con otra identidad de género, también tiene derecho a ser feliz y disfrutar de las bondades del deporte. 

 

Irwin Guillén Vega

La lucha por las personas trans

Tenía en mente escribir un artículo sobre el mes del orgullo y la diversidad sexual, la intención era retratar lo festivo de este mes multicolor, la maravillosa energía de la marcha sobre Paseo de la Reforma, reconocer la lucha, los logros, los avances y los retos que aún quedan por delante, la intención era retratar el ambiente de alegría y convivencia entre la comunidad LGBTTTI+ que normalmente precede a la marcha y, particularmente, la intención era trasladar toda esa magia de la comunidad al contexto de la cuarentena ocasionada por la pandemia de Covid-19, sin embargo, la impotencia frente a la desaparición y posible asesinato de María Elizabeth Montaño no permite escribir respecto a algo que ahora me parece superficial, era doctora, activista, mujer y además, trans.

 

El posible asesinato de una mujer trans, una más de la larga lista, me orilla a creer que por lo menos ahora no hay forma de escribir sobre los avances de la lucha de la comunidad LGBT+ o sobre el ambiente festivo de la marcha, porque no sería correcto, pero, sobre todo y con base en los hechos no es posible. Lo que se debe escribir en este mes del orgullo es algo distinto a las crónicas de las celebraciones, a los vitoreos y a las conquistas hasta hoy logradas, considero, se deben escribir algunas reflexiones, que, por un lado, repudien los crímenes y atentados contra las personas trans, y además, una obligada reflexión sobre la lucha de la comunidad en general, una reflexión que llame a la unidad por la defensa de las personas transexuales y transgénero.

 

Es un hecho que las personas homosexuales, bisexuales e incluso los travestis han ganado el reconocimiento, respeto y espacios que se merecen, pero aún queda camino por recorrer. Han sido el lado visible y colorido de la lucha por los derechos de la minoría de la diversidad sexual. Incluso y afortunadamente, dentro de las imperfecciones de nuestra sociedad han descubierto aliados y defensores que, cuando un acto de discriminación o violencia atenta contra alguno de ellos, las denuncias logran hacer gran eco en la sociedad, encontrando apoyo, cobijo y respaldo que les permite seguir adelante.

 

Sin embargo, en el caso de las personas trans, desafortunadamente, la mayoría de las veces están más solas simplemente por el hecho de  ser quienes son; hay que reconocerlo, la sociedad en general y la comunidad LGBT+ voltea hacia otro lado cuando de las personas trans se trata, como si su lucha, que no solo ha sido por la aceptación, igualdad y el respeto, sino que ha sido principal y desafortunadamente contra la violencia y los crímenes de odio en su contra, no fuese la lucha del resto de las personas que integran la comunidad de la diversidad sexual.

 

Se les ha dejado atrás, se les ha abandonado, se les ha invisibilizado y consecuentemente, se les ha dañado. La comunidad de la diversidad sexual, en su conjunto, está en deuda y le ha fallado a las personas trans. Por lo tanto, considero que la lucha de la comunidad debe hacer una pausa en el avance de los pioneros, es decir, los ya visibles, los cada vez más reconocidos y por así decirlo, los cada vez más empoderados, e impulsar, poner los reflectores, dar voz y espacios a los rezagados, es decir, a los que están en riesgo y a los que sufren una mayor desigualdad.

 

 

Las personas trans son responsabilidad de toda la comunidad de la diversidad sexual, por lo tanto, es nuestra obligación la defensa de sus derechos y sobre todo de sus vidas, porque lamentablemente, nadie más les dará voz ni espacios, porque vergonzosamente ni siquiera la comunidad LGBT+ se las ha dado. Su lucha, es de todos, su lucha hoy es la más importante y por lo tanto debe estar al frente, su lucha es de la comunidad TTTLBIG+ (Transexual, Transgénero, Travesti, Lésbico, Intersexual, Gay).

 

Irwin Guillén Vega